Motín de Esquilache es la denominación de la revuelta que tuvo lugar en Madrid en marzo de 1766, siendo rey Carlos III.
La movilización popular fue masiva (un documento contemporáneo cita la cifra de treinta mil participantes -posiblemente una exageración para una población de ciento cincuenta mil habitantes-), y llegó a considerarse amenazada la seguridad del propio rey. No obstante, a pesar de su espectacularidad y su extensión o coincidencia de revueltas por causas semejantes en otros lugares de España, la principal consecuencia política del motín se limitó a un cambio de gobierno que incluía el destierro del marqués de Esquilache, el principal ministro del rey, al que los amotinados culpaban de la carestía del pan, y que se había hecho extraordinariamente impopular como consecuencia de la prohibición de algunas vestimentas tradicionales. Su condición de italiano contribuyó de forma importante a ese rechazo. Las iniciales medidas de apaciguamiento y el especial cuidado que a partir de entonces se puso en el abasto de Madrid fueron suficientes para garantizar el orden social en los años siguientes.
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